INCENDIO EN LA GUARDERIA A B C
Por Ignacio Cabrera Fernández
El pasado 5 de junio se cumplieron dos años del incendio en El periódico El Universal, como ahì lo dice, recogió los testimonios de varias familias para conocer la situación de los menores sobrevivientes. Las historias reflejan una infancia que transcurre en medio de consultas mèdicas, cirugìas y terapias de rehabilitación. Continúa, el 15 de junio de 2009, en Hermosillo, Sonora, el fuego que comenzó en una bodega contigua a Las fotos presentadas de los sobrevivientes, en ese medio informativo nacional, DESGARRADORAS…las caras de los padres, la expresión de los hijos sobrevivientes, sus cuerpecitos, sus esperanzas de vida, sus fragilidades, sus daños y recuerdos en sus mentes, uno piensa que injusticia, ante los verdaderos culpables, que aùn no están todos los que son, todos somos culpables. Ver las fotos de Alejandra, Cesar, Karla, Camila, Nicole, Hèctor, Danna Paola, hay….. duele, duele y mucho. Ellos y otros màs, todos niños Sonorenses, con daños que los tendrán en quirófanos, terapias de rehabilitación, sicòlogos, neumólogos, alergólogos y màs especialistas. Niños que serán atendidos hasta que su cuerpo deje de crecer, hasta que le realicen todas las cirugías necesarias para que puedan llevar una vida autosuficiente, hasta que tengan entre 21 y 22 años. ¿Y los padres? Que les han dicho, que les decimos……yo no tengo palabras, soy padre y no se que hubiera hecho, por eso lo que hagan por clamar justicia, siempre será poco, muy poco. Ante todo este escenario, todos somos culpables. No al silencio y si a la justicia. Queda claro, el tiempo pasa y la tragedia continùa. El daño trasciende, como lo dice Emilio Alvarez de Icaza, trasciende a las víctimas directas, afecta a toda la sociedad el escandaloso mensaje de impunidad que se manda por el estado que guardan las investigaciones, incluida la resolución de la propia Suprema Corte de Justicia de El Juicio Ciudadano al Estado Mexicano, el pasado 29 de mayo en Los funcionarios debieron y los ciudadanos exigido, la renuncia a sus puestos como una muestra mínima de dignidad, respeto y de que no usarìan el cargo para litigar en su beneficio como sucedió. Lo anterior diría, Alvarez de Icaza, supondría una alta convicción ética y parece no ser el caso. Cuando el cinismo y el pragmatismo son las normas que guìan la conducta, difícilmente habrá Estado democrático de derecho o ley que ponga lìmite. Cuando la lógica del desempeño en la función pública parece estar basada en el càlculo político-electoral, y no en la protección de los derechos que como representante estatal se està obligado a garantizar, no sòlo queda en duda la credibilidad, confianza y legitimidad del funcionario, sino que se tiene que alertar a la sociedad para intentar evitar que en el futuro tengamos servidores públicos como los que protagonizaron los graves hecho mencionados. Por eso, ante esta responsabilidad ética ineludible, no guardemos silencio, luchemos para que esto no vuelva a suceder y que otras personas no sufran lo que esos niños y padres han sufrido, de no ser asì en el caso ABC, TODOS CULPABLES. PUBLICADO POR EL SEMANARIO PARA EL INVERSIONISTA DOMINGO 17 DE JULIO DE 2011 http://www.inversionistasonora.com/noticias.php?id=180 |
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